Como en la salud física, una buena salud espiritual depende de una correcta alimentación espiritual, que para ser vital y nutritiva, debe ser lo más variada posible y con los ingredientes correctos: básicamente, la palabra de Dios y la oración. Dios nos habla mediante sus Santas Escrituras, y nosotros le hablamas mediante la oración. Un proceso completo de comunicación, que genera comunión íntima con nuestro Padre y Creador, y consecuentemente, germina y desarrolla nuestra fe en el Todopoderoso.
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