Lección N° 11: El sello de Dios y la marca de la Bestia (Parte I)

Para el sábado 10 de junio de 2.023

Sábado 3 de junio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 14:12; Efesios 2:8-10; Mateo 27:45-50; Apocalipsis 13:15-17; 14:4; Lucas 5:18-26.

PARA MEMORIZAR:

 “Entonces vi a otro ángel que subía del este con el sello del Dios vivo. Y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, quienes habían recibido poder de dañar la Tierra y el mar, y les dijo: ‘No dañen la Tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que sellemos en sus frentes a los siervos de nuestro Dios’ ” (Apoc. 7:2, 3).

Al estudiar los acontecimientos del tiempo del fin relacionados con la marca de la bestia, un aspecto esencial que aflora es la diferencia entre el proceder de Dios y el del enemigo de las almas.

Como hemos estado estudiando, las cuestiones centrales en el gran conflicto entre Cristo y Satanás son la lealtad, la autoridad y la adoración. Las profecías de la Biblia hablan de un poder que usurpa la autoridad de Dios, exige lealtad e introduce un sistema falso de adoración. Y lo hace mediante el uso de la fuerza, la coacción y, a veces, mediante sobornos y recompensas; todo, con el fin de imponer la adoración.

En contraste, el amor es la gran fuerza motivadora del Reino de Dios. En lugar de adorar a la bestia, el pueblo de Dios encuentra su mayor gozo y su mayor deleite en adorarlo a él. Ellos están comprometidos con él porque saben cuán comprometido está él con ellos.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Satanás está presentando constantemente incentivos al pueblo escogido de Dios para desviar su atención de la obra solemne de prepararse para las escenas que le esperan en el futuro cercano. El es, en todo sentido de la palabra, un engañador, un hábil seductor. Cubre sus planes y trampas con mantos de luz sacados del cielo. Tentó a Eva a comer de la fruta prohibida, haciéndole creer que con ello obtendría grandes ventajas… Satanás tiene muchas redes peligrosas de fina trama, que parecen inocentes, pero con las cuales se prepara hábilmente para engañar al pueblo de Dios. Hay… inacabable variedad de empresas destinadas a desviar al pueblo de Dios, para que ame al mundo y las cosas que están en él. Mediante esta unión con el mundo, se debilita la fe (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 480).

Si nuestra ciudadanía es ciertamente celestial, y si aspiramos a una herencia inmortal, una propiedad eterna, tendremos esa fe que obra por el amor y purifica el alma… Somos miembros de la familia celestial, hijos del Rey del cielo, herederos de Dios y coherederos con Cristo. Cuando él venga [Cristo] poseeremos la corona de vida que no se marchita…

Los privilegios concedidos al hijo de Dios son ilimitados: vincularse con Jesucristo, quien, en todo el universo del cielo y de los mundos no caídos, es adorado por cada corazón, y sus alabanzas entonadas por cada lengua; ser hijo de Dios, llevar su nombre, llegar a ser un miembro de la familia real; alistarse bajo el estandarte del Príncipe Emmanuel, el Rey de reyes y Señor de señores (Hijos e hijas de Dios, p. 374).

No es el temor al castigo, o la esperanza de la recompensa eterna, lo que induce a los discípulos de Cristo a seguirle. Contemplan el amor incomparable del Salvador, revelado en su peregrinación en la tierra, desde el pesebre de Belén hasta la cruz del Calvario, y la visión del Salvador atrae, enternece y subyuga el alma. El amor se despierta en el corazón de los que lo contemplan. Ellos oyen su voz, y le siguen.

Como el pastor va delante de sus ovejas y es el primero que hace frente a los peligros del camino, así hace Jesús con su pueblo. «Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas». El camino al cielo está consagrado por las huellas del Salvador. La senda puede ser empinada y escabrosa, pero Jesús ha recorrido ese camino; sus pies han pisado las crueles espinas, para hacernos más fácil el camino. El mismo ha soportado todas las cargas que nosotros estamos llamados a soportar…

El alma que se ha entregado a Cristo es más preciosa a sus ojos que el mundo entero. El Salvador habría pasado por la agonía del Calvario para que uno solo pudiera salvarse en su reino. Nunca abandona a un alma por la cual murió. A menos que sus seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre (El Deseado de todas las gentes, p. 446).


Domingo 4 de junio

PERSEVERANCIA FIRME

Como hemos visto en Apocalipsis 14:7, Dios llama a todas las personas a adorar al Creador. Este es el mensaje del primer ángel. En Apocalipsis 14:8, Dios advierte sobre “Babilonia”, un falso sistema religioso con raíces en la antigua Babilonia. Este es el mensaje del segundo ángel.

En Apocalipsis 14:9 y 10, el tercer ángel advierte acerca de adorar a la bestia. El ángel declara a gran voz: “ ‘Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, este también beberá del vino de la ira de Dios’ ”.

Lee Apocalipsis 14:12. ¿Qué dos características descubrimos en este pasaje sobre el pueblo de Dios del tiempo del fin? ¿Por qué ambas son importantes?

Apocalipsis 14:12

12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

La palabra griega para “paciencia” es hupomoné, que se traduce mejor como “perseverancia firme”, o “tesón”. Dios tendrá un pueblo del tiempo del fin que será leal a él frente a la oposición y la persecución feroz. Por medio de su gracia, permanecerá firmes, y llevará una vida de obediencia, llena de gracia y centrada en Dios.

Adorar al Creador (Apoc. 14:7) se contrapone abiertamente con adorar a la bestia (Apoc. 14:9), y encuentra su expresión en un pueblo que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Este conflicto final sobre la lealtad a Cristo o la lealtad al poder de la bestia gira en torno a la adoración, y en el centro de este gran conflicto entre el bien y el mal estará el sábado.

Lee Romanos 8:1 al 4; Efesios 2:8 al 10; y Colosenses 1:29. ¿Qué nos enseñan estos pasajes sobre el resultado de vivir por fe?

Romanos 8:1-4

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Efesios 2:8-10

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Colosenses 1:29

29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Al vivir por fe, recibimos su gracia, y nuestra vida se transforma. Los seguidores del Salvador que estén comprometidos con él no solo tendrán fe “en” Jesús, sino además tendrán la fe “de” Jesús. La cualidad de la fe de Jesús para el tiempo del fin será de ellos, y ellos permanecerán fieles, incluso hasta la muerte, como lo hizo Jesús.

¿Cuán fiel eres en las pequeñas cosas? ¿Qué podría decirte esto en cuanto a tu preparación para cuando llegue el verdadero Juicio? (Ver Luc. 16:10).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No hay más que dos posibilidades, o la lealtad o la deslealtad. A todos, como cristianos, nos hace falta valentía para mantener en alto el estandarte en el que están inscritos los mandamientos de Dios y la fe de Jesús… La línea de separación entre los obedientes y los desobedientes debe ser clara y definida. Debemos estar firmemente decididos a cumplir la voluntad divina en todo momento y lugar…

El cristiano obtiene su poder sirviendo al Señor con fidelidad. Los jóvenes debieran comprender que ser uno con Cristo es el más alto honor que se puede alcanzar. Por su estricta fidelidad deberían luchar para conseguir su independencia moral, que podrá sostenerlos contra cualquier influencia que procure apartarlos de los principios rectos (Mi vida hoy, p. 77).

Si usted ha abandonado su fe con tanta facilidad, esto se debe a que nunca afirmó debidamente las raíces de su fe. Le ha costado demasiado poco. Si su fe no lo sostiene en la prueba y lo conforta en la aflicción, se debe a que esta no se ha fortalecido mediante el esfuerzo ni se ha purificado por el sacrificio. Los que estén dispuestos a sufrir por Cristo experimentarán más gozo en el sacrificio que en el hecho de que Cristo sufrió por ellos, mostrando así que los amó. Quienes ganen el cielo, realizarán los esfuerzos más nobles de que son capaces y trabajarán con toda paciencia para cosechar el fruto del esfuerzo.

Hay una mano que abrirá de par en par las puertas del Paraíso para que entren los que hayan soportado la prueba de la tentación y hayan mantenido una buena conciencia abandonando el mundo, sus honores y su aprobación, por amor a Cristo, confesándolo así delante de los hombres, y esperando pacientemente que él confesara sus nombres delante del Padre y de los santos ángeles (Mensajes selectos, t. 2 pp. 188, 189).

«Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe». 1 Juan 5:4…

La obra de vencer el mal debe ser hecha por la fe. Los que salgan al campo de batalla encontrarán que deben revestirse de toda la armadura de Dios. El escudo de la fe será su defensa, y los habilitará a ser más que vencedores. Ninguna otra cosa tendrá valor sino la fe en Jehová de los ejércitos, y la obediencia a sus órdenes. Los vastos ejércitos pertrechados con todas las otras cosas no tendrán valor alguno en el último gran conflicto. Sin fe, una hueste angélica no podría ayudar. Solamente la fe viva los hará invencibles, y los habilitará para subsistir en el día malo, manteniéndose firmes, Inconmovibles, y conservando firme hasta el fin el comienzo de su confianza (Consejos para los maestros, p. 174).


Lunes 5 de junio

LA LUCHA CÓSMICA

Lee Mateo 27:45 al 50. ¿Qué nos enseña esto acerca de lo que Cristo experimentó en la Cruz? ¿Qué quiso decir Jesús al preguntar a Dios por qué lo había desamparado, y cómo nos ayuda esta escena a entender lo que significa tener “la fe de Jesús”?

Mateo 27:45-50

45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama este. 48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

Suspendido en la cruz; envuelto en tinieblas; con la culpa, la vergüenza y la condenación de los pecados del mundo a cuestas; y aislado del sentido del amor de su Padre, Jesús dependía de la relación que tuvo con el Padre durante toda su vida. Es decir, mediante una vida de dependencia total del Padre, incluso en los buenos tiempos, Jesús se había preparado para los peores tiempos, hasta la Cruz. El Salvador confiaba, aun cuando a su alrededor las circunstancias clamaban para que él dudara. Aun cuando parecía que Dios lo había abandonado, Jesús no se rindió.

“En medio de las terribles tinieblas, aparentemente abandonado de Dios, Cristo había apurado las últimas heces de la copa de la desgracia humana. En esas terribles horas, había confiado en la evidencia que antes recibiera de que era aceptado por su Padre. […] Cristo fue vencedor por medio de la fe” (DTG 704).

La fe de Jesús es una fe tan profunda, tan confiada, tan comprometida, que todos los demonios del Cosmos y todas las pruebas de la Tierra no pueden sacudirla. Es una fe que confía cuando no puede ver, que cree cuando no puede entender, que se aferra cuando hay poco a que aferrarse. Esta “fe de Jesús” es en sí un don que recibimos por la fe y que nos conducirá en medio de la crisis que tenemos por delante. Es “la fe de Jesús” que mora en nuestro corazón la que nos permite adorar a Cristo como supremo, y soportar con paciencia cuando la marca apocalíptica de la bestia se haga cumplir.

Y, sin embargo, no es algo que aparezca repentinamente de la nada. El pueblo de Dios está aprendiendo a vivir por fe, día a día, ahora. En los buenos tiempos y en los malos, cuando sentimos que Dios está cerca y cuando parece estar lejos; da igual. “El justo vivirá por la fe” (Gál. 3:11; ver también Hab. 2:4). El tiempo para la preparación es ahora. Cada prueba ahora, si se sobrelleva con fe, puede dar frutos preciosos en nuestra vida.

 Piensa en algún momento en que la vida parecía desmoronarse a tu alrededor y todo lo que tenías era tu fe. ¿Cómo saliste adelante? ¿Qué lecciones aprendiste? ¿Qué experimentaste que podría ayudar a otros que quizás estén pasando por algo similar?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Muchas personas parecen ignorar qué es la fe. Muchos se quejan de confusión y desánimo. Pregunté: ¿Están los rostros de ustedes dirigidos hacia Jesús? ¿Están contemplando al Sol de justicia? Ustedes necesitan definir claramente ante las iglesias el tema de la fe y la dependencia total de la justicia de Cristo… Ha habido tan poca consideración de Cristo, su amor inigualable, su gran sacrificio en nuestro favor, que Satanás casi ha eclipsado la visión que debemos tener de Jesucristo. Debemos confiar menos en la ayuda espiritual de los seres humanos, y más, mucho más, debemos acercarnos a Jesucristo como nuestro Redentor.

Podemos contemplar con propósito resuelto los atributos divinos de Jesucristo; podemos hablar de su amor, podemos contar y cantar de su misericordia, podemos hacerlo nuestro propio Salvador personal. Entonces seremos uno con Cristo. Amamos lo que Cristo amó, odiamos el pecado, lo que Cristo odió. De estas cosas debemos hablar, en ellas debemos pensar (Reflejemos a Jesús, p. 74).

El mensaje del tercer ángel es la proclamación de los mandamientos de Dios y la fe de Cristo Jesús. Los mandamientos de Dios han sido proclamados, pero la justicia de Jesús, dándole igual importancia, no ha sido presentada por los adventistas del séptimo día, haciendo que la ley y el evangelio vayan de la mano. No puedo hallar palabras para presentar este tema en toda su plenitud.

«La fe de Jesús». Se habla de ella, pero no ha sido entendida. ¿Qué cosa constituye la fe de Jesús, que pertenece al mensaje del tercer ángel? Jesús convertido en el ser que lleva nuestros pecados para llegar a ser el Salvador que perdona el pecado. Él fue tratado como nosotros merecemos ser tratados. Vino a nuestro mundo y llevó nuestros pecados para que nosotros pudiéramos llevar su justicia. Y la fe en la capacidad de Cristo para salvarnos en forma amplia, completa y total, es la fe de Jesús (Mensajes selectos, t. 3, p. 195).

Cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se habrá decidido, ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo. Este pequeño remanente, incapaz de defenderse en el mortífero conflicto con las potestades de la tierra mandadas por la hueste del dragón, hace de Dios su defensa. Ha sido promulgado por la más alta autoridad terrestre el decreto de que adoren a la bestia y reciban su marca bajo pena de persecución y muerte. i Dios ayude entonces a su pueblo! porque ¿qué podría hacer sin su ayuda en un conflicto tan terrible?

No se adquieren en un momento el valor, la fortaleza, la fe y la confianza implícita en el poder de Dios para salvarnos. Estas gracias celestiales se adquieren por la experiencia de años. Por una vida de santo esfuerzo y de firme adhesión a lo recto, los hijos de Dios estaban sellando su destino. Asediados de innumerables tentaciones, sabían que debían resistir firmemente o quedar vencidos. Sentían que tenían una gran obra que hacer, que a cualquier hora podían ser llamados a deponer su armadura; y que si llegaran al fin de su vida sin haber hecho su obra, ello representaría una pérdida eterna. Aceptaron ávidamente la luz del cielo, como la aceptaron de los labios de Jesús los primeros discípulos (Testimonio para la iglesia, t. 5, pp. 197, 198).


Martes 6 de junio

COSECHAMOS LO QUE SEMBRAMOS

La profecía ligada a la marca de la bestia hace referencia a la intolerancia religiosa, a un boicot económico, a la persecución y, finalmente, a un decreto de muerte. Sorprendentemente, también es un mensaje de ánimo. Incluso en el peor momento, Dios sustentará a su pueblo, a los que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). Y, entre esos mandamientos, por supuesto, está el cuarto, el sábado.

La profecía de la marca de la bestia en Apocalipsis 13 nos habla de lo peor de la guerra de Satanás contra Dios, del punto culminante. Su primera estrategia en esta campaña es el engaño. Apocalipsis 13 habla de un tiempo en el futuro cuando el diablo obrará mediante un poder político-religioso terrenal llamado “la bestia”, y recurrirá al uso de la fuerza.

La persecución religiosa, por supuesto, no es nueva. Ha existido desde que Caín mató a Abel por adorar de la manera en que Dios les indicó (ver Gén. 4:1-8). Jesús dijo que incluso los creyentes del siglo I sufrirían persecución, y que así sería a lo largo de los siglos: “Aun viene la hora”, advirtió, “cuando el que los mate pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2; ver también Mat. 10:22; 1 Ped. 4:12).

La profecía de la marca de la bestia tiene que ver con el eslabón final en esta cadena impía. Al igual que las persecuciones del pasado, está diseñada para obligar a todos a ajustarse a determinado conjunto de creencias y a un sistema de culto autorizado.

Lee Apocalipsis 13:15 al 17. ¿Qué enfrentará el pueblo de Dios en la crisis final?

Apocalipsis 13:15-17

15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. 16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; 17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

La profecía dice que la persecución comenzará con sanciones económicas: “Ninguno [podrá] comprar ni vender”, a menos que tenga “la marca”. Cuando esto suceda, la inmensa mayoría capitulará. Todo el que se niegue finalmente enfrentará un decreto de muerte.

El diablo está preparando a los cristianos profesos mediante transigencias en su vida para recibir la marca de la bestia cuando la prueba final sobrevenga sobre nosotros en el futuro. El amor de Dios por cada uno de nosotros nos fortalecerá y nos preservará durante los tiempos difíciles que se avecinan.

 Lee Gálatas 6:7 al 9. Aunque esto no se escribió en el contexto de los eventos de los últimos días, ¿por qué este principio es tan relevante para las cuestiones sobre la marca de la bestia y cómo podemos permanecer fieles?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cristo anunció a sus discípulos lo que les esperaba en su trabajo de evangelización. Sabía cuáles serían sus sufrimientos, y cuáles las pruebas y tribulaciones que tendrían que sobrellevar. No quiso ocultarles lo que iba a sucederles, no fuese que las dificultades, al sobrevenir repentinamente, hiciesen vacilar su fe. «Y ahora os lo he dicho antes que suceda —dice él—, para que cuando suceda, creáis». Juan 14:29. La prueba, en vez de minar su fe, debía afirmarla. Unos a otros debían repetirse: «Nos había dicho que esto vendría y cómo hacerle frente».

«He aquí, dijo Jesús, yo os envío como ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas». «Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, este será salvo». Mateo 10:16, 22.

Cristo fue aborrecido sin causa. ¿Causará sorpresa que sean aborrecidos los que llevan su señal y le están sirviendo? (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 189).

Los adoradores de Dios se caracterizarán especialmente por su respeto al cuarto mandamiento, puesto que esta es la señal de su poder creador y el testimonio de su derecho a la reverencia y al homenaje de los seres humanos. Los impíos se caracterizarán por sus esfuerzos por derribar el monumento del Creador, y por exaltar la institución de Roma. Toda la cristiandad se dividirá en dos grandes clases: los que guardarán los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y los que adorarán a la bestia y a su imagen y recibirán su marca. Aunque la iglesia y el estado unirán su poder para compeler a «todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos» (Apocalipsis 13: 16), a recibir la marca de la bestia, sin embargo, el pueblo de Dios no la recibirá…

Tremendas pruebas aguardan al pueblo de Dios. El espíritu de la guerra está conmoviendo a las naciones de un cabo al otro del mundo. Pero el pueblo de Dios permanecerá Incólume en medio del tiempo de angustia que está por venir, un tiempo de angustia sin parangón en el mundo. Satanás y sus ángeles no pueden destruirlo, porque está protegido por ángeles de poder superior (Mensajes selectos, t. 2, p. 63).

Cada momento de nuestra vida es intensamente real. La vida no es un juego; está llena de solemne importancia, cargada de responsabilidades eternas. Cuando consideremos la vida desde este punto de vista, nos daremos cuenta de nuestra necesidad de ayuda divina. Sentiremos vigorosamente la convicción de que una vida sin Cristo será una vida de completo fracaso; pero si Jesús habita en nosotros, viviremos para un propósito. Entonces comprenderemos que sin el poder de la gracia y el Espíritu de Dios, no podemos alcanzar la elevada norma que él ha colocado delante de nosotros (A fin de conocerle, p. 87).


Miércoles 7 de junio

LOS QUE SIGUEN AL CORDERO

Lee Apocalipsis 13:1 y 2. ¿De dónde viene la bestia, y quién le da su autoridad?

Apocalipsis 13:1-2

1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.

El poder de la primera bestia de Apocalipsis 13 recibe su poder, su trono y gran autoridad de parte del dragón. Apocalipsis 12:9 y 20:2 identifican al dragón como Satanás. Satanás es un enemigo astuto y obra mediante poderes terrenales. Apocalipsis 12:3 al 5 explica que este “dragón” (el diablo) intentó destruir al “Hijo varón” tan pronto como nació. Este “Hijo varón” posteriormente fue “arrebatado para Dios y para su Trono”. Esto, por supuesto, se refiere a Cristo. En su deseo de destruir al niño Cristo, Satanás obró mediante Herodes y la Roma imperial. Al final de la vida de Jesús, un gobernador romano, Pilato, condenó a Cristo a morir; un verdugo romano lo clavó en la cruel cruz; un soldado romano lo traspasó con una lanza; y otros soldados romanos custodiaron su tumba. Según Apocalipsis 13:2, el dragón, Satanás, que obró por medio de la Roma pagana, le entregaría la sede de su gobierno a este cruel poder emergente.

 “El dragón representa en primer lugar a Satanás; y en un sentido secundario, al Imperio Romano […]. El poder que sucedió al Imperio Romano, que recibió del dragón ‘su poder, y su trono, y grande autoridad’ fue, claramente, la Roma papal” (CBA 7:831). El historiador A. C. Flick explica que “de las ruinas de la Roma política se levantó el gran imperio moral en la ‘forma gigantesca’ de la Iglesia Romana” (A. C. Flick, The Rise of the Medieval Church [1900], p. 150, citado en CBA 7:831).

Lee Apocalipsis 13:3 y 14:4. ¿Qué contraste ves en estos versículos?

Apocalipsis 13:3

Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,

Apocalipsis 14:4

Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero;

En contraste con “toda la Tierra”, que sigue a la bestia, Dios tendrá un pueblo, los que “siguen al Cordero”. Como siempre, será un bando o el otro, a favor de Jesús o en contra de Jesús. En ese entonces, al igual que ahora, no habrá ningún término medio, ninguna posición neutral. No comprometerse firmemente con Jesús es, consciente o inconscientemente, comprometerse con el otro bando.

“Serán odiados por todos por mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo” (Mat. 10:22). ¿Cuán dispuesto estás a aguantar hasta el final?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En el capítulo 13 [de Apocalipsis] (versículos 1-10, VM), se describe otra bestia, «parecida a un leopardo», a la cual el dragón dio «su poder y su trono, y grande autoridad». Este símbolo, como lo han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el poder y la autoridad del antiguo Imperio Romano. Se dice de la bestia parecida a un leopardo: «Le fue dada una boca que hablaba cosas grandes, y blasfemias […] Y abrió su boca para decir blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a los que habitan en el cielo. Y le fue permitido hacer guerra contra los santos, y vencerlos: y le fue dada autoridad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nación». Esta profecía, que es casi la misma que la descripción del cuerno pequeño en Daniel 7, se refiere sin duda al papado (El conflicto de los siglos, p. 434).

El Señor tiene un pueblo en la tierra que sigue al Cordero por doquiera que vaya. Tiene sus millares que no han doblado la rodilla ante Baal. Los tales estarán de pie junto a él en el monte de Sion. Pero deben permanecer en esta tierra resguardados con toda la armadura, listos para ocuparse en el trabajo de salvar a aquellos que están a punto de perecer…

No necesitamos esperar hasta que seamos trasladados para seguir a Cristo. El pueblo de Dios puede hacer eso aquí abajo. Seguirán al Cordero en las cortes celestiales solo si lo siguen aquí… No debemos seguir a Cristo a intervalos o caprichosamente, solamente cuando ello sea para nuestra conveniencia. Debemos optar por seguirlo. En la vida diaria, debemos seguir su ejemplo, como el rebaño sigue confiadamente a su pastor. Debemos seguirlo con sufrimiento por su causa, diciendo a cada paso: «Aunque él me matare, en él esperaré». Job 13:15 (En los lugares celestiales, p. 300).

Multitudes en el mundo contemplan este juego de la vida, la lucha del cristiano. Y esto no es todo. El Monarca del universo y las miríadas de ángeles celestiales son espectadores de esta carrera; vigilan ansiosos para ver quiénes tendrán éxito en vencer y ganar la corona de gloria que no se marchita. Con intenso interés Dios y los ángeles del cielo notan el sacrificio propio, la abnegación y los esfuerzos agonizantes de los que se dedican a correr la carrera cristiana. La recompensa dada a cada hombre estará de acuerdo con la energía perseverante y la fidelidad con que cumpla su parte en el gran certamen.

En los juegos a los que nos hemos referido, solo uno se llevaba el premio. En la carrera cristiana, dice el apóstol: «Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura». 1 Corintios 9:26. No nos espera ningún desengaño al terminar la Carrera.

A todos los que cumplan cabalmente con las condiciones que especifica la Palabra de Dios… la carrera no es incierta. Todos ellos pueden lograr el premio, ganar y ostentar la corona de gloria Inmortal que no se desvanece (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 38).


Jueves 8 de junio

JESÚS: NUESTRO ÚNICO MEDIADOR

Lee Apocalipsis 13:4 y 5. ¿Qué marcas identificativas del poder de la bestia encontramos en estos versículos?

Apocalipsis 13:4-5

y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

La bestia del Apocalipsis es un poder religioso apóstata que surge de la Roma pagana y crece hasta convertirse en un sistema de adoración mundial. Según Apocalipsis 13:5, es un poder blasfemo. En el Nuevo Testamento, la blasfemia se equipara con arrogarse los privilegios y las prerrogativas de Dios como un igual.

Lee Lucas 5:18 al 26 y Juan 10:33. ¿Qué dos aspectos de la blasfemia identifican estos versículos?

Lucas 5:18-26

18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. 19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. 20 Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? 22 Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 25 Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. 26 Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.

Juan 10:33

33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

Los dirigentes acusaron de blasfemia a Jesús. En el caso de Jesús, las acusaciones eran injustas porque él tiene la esencia y todos los poderes y las prerrogativas de Dios, incluyendo el derecho a perdonar nuestros pecados. Y eso es porque Jesús es Dios. O, como tan poderosamente lo expresó: “¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’?” (Juan 14:9).

Mientras tanto, 1 Timoteo 2:5 enseña que hay solamente un Mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo hombre. En contraste, la Iglesia Romana enseña que el sacerdote es el mediador entre Dios y la humanidad pecaminosa. Pero, debido a que el sacerdote mismo es un ser humano pecador, no puede ser nuestro mediador porque él también necesita un mediador. La blasfemia también se define como la pretensión de cualquier hombre de ser Dios o de estar en el lugar de Dios. Estas son solo dos declaraciones de fuentes autorizadas de la Iglesia Romana:

“El Papa es de tan gran dignidad y tan exaltado que no es un mero hombre […] es como si fuera DIOS en la Tierra” (Lucius Ferraris, “Papa”, artículo 2 en su Prompta Bibliotheca [1763], t. 6, pp. 25-29).

El papa León XIII se jactó: “Nosotros [los papas] tenemos en esta Tierra el lugar del Dios todopoderoso” (The Great Encyclical Letters of Pope Leo XIII [Nueva York: Benziger, 1903], p. 193).

Estas afirmaciones se vuelven aún más relevantes cuando entendemos que la palabra “anti”, como en anticristo, no siempre significa “contra”; también puede significar “en lugar de”. Por lo tanto, anticristo también significa “en lugar de Cristo”. ¡Esto sí es blasfemia!

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El Señor del cielo permite que el mundo elija a quién quiere tener como su gobernante. Lean todos cuidadosamente el capítulo 13 del Apocalipsis, porque concierne a todo ser humano, grande o pequeño. Todo ser humano debe decidirse, ora por el Dios verdadero y viviente, quien ha dado al mundo el monumento conmemorativo de la creación, el sábado o séptimo día, ora por un falso día de descanso, instituido por los hombres que se han exaltado por encima de todo lo que se llama Dios o que se adore, que han tomado sobre sí mismos los atributos de Satanás para oprimir a los leales y fieles que observan los mandamientos de Dios. Este poder perseguidor hará obligatorio el culto de la bestia, insistiendo en la observancia del día de reposo que él ha instituido. Así blasfema contra Dios, sentándose «en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios». 2 Tesalonicenses 2:4 (Mensajes selectos, t. 3, pp. 484, 485).

Quien es atraído una vez y otra por su Redentor, y desatiende las advertencias dadas, no cede a su convicción de que debe arrepentirse y no escucha cuando es exhortado a buscar perdón y gracia, está en una posición peligrosa. Jesús lo está atrayendo, el Espíritu está ejerciendo su poder sobre él, instándolo a entregar su voluntad a la voluntad de Dios, y cuando esta invitación es desatendida, el Espíritu es contristado. El pecador elige permanecer en el pecado y la impenitencia, aunque tiene evidencias para estimular su fe, y una evidencia adicional no será de ninguna utilidad… Está respondiendo a otra atracción, y ésa es la atracción que Satanás ejerce sobre él. Presta obediencia a los poderes de las tinieblas. Esta conducta es fatal y deja al alma en obstinada impenitencia. Esta es la blasfemia más generalizada entre los hombres, y obra en forma muy sutil, hasta que el pecador no siente remordimiento, no oye la voz de la conciencia, no experimenta el deseo de arrepentirse, y en consecuencia no tiene perdón (A fin de conocerle, p. 246).

La ascensión de la Iglesia Católica al poder señaló el principio de la Edad Media. A medida que su poder aumentaba, las tinieblas se hacían más intensas. La fe se trasladó de Cristo, su verdadero fundamento, al papa de Roma. En lugar de confiar en el Hijo de Dios para obtener el perdón de los pecados y la salvación eterna, la gente recurría al papa, y los sacerdotes y los prelados en quienes este delegaba su autoridad. Se les enseñó que el papa era su mediador, y que solo podían acercarse a Dios a través de él, y más aún, que estaba en lugar de Dios para ellos, y por lo tanto debía ser obedecido sin vacilar. Cualquier desviación de sus requerimientos era causa suficiente para que se lanzaran los más severos castigos sobre los cuerpos y las almas de los ofensores. De ese modo la atención de la gente se desvió de Dios para dirigirse a hombres falibles y sujetos a error; todavía más, al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía su poder por medio de ellos. El pecado se cubrió con un manto de santidad. Cuando se suprimen las Escrituras y el hombre se considera supremo, todo lo que podemos esperar es fraude, engaño y degradante iniquidad. Con la elevación de las leyes y tradiciones humanas, se manifestó la corrupción que siempre resulta cuando se pone a un lado la ley de Dios (La historia de la redención, p. 348).


Viernes 9 de junio

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Desde el origen de la Gran Controversia en el Cielo, el propósito de Satanás ha sido destruir la Ley de Dios. Para realizarlo, comenzó su rebelión contra el Creador y, aunque fue expulsado del Cielo, continuó la misma guerra en la Tierra. Engañar a los hombres y así inducirlos a transgredir la Ley de Dios, tal fue el objetivo que persiguió sin cejar. Sea esto conseguido haciendo a un lado toda la Ley o descuidando uno de sus preceptos, el resultado será finalmente el mismo. […]

“En su afán por desacreditar los preceptos divinos, Satanás ha pervertido las doctrinas de la Biblia, y de esta manera se han incorporado errores en la fe de millares de personas que profesan creer en las Escrituras. El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la Ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y la tradición” (CS 639).

En el Apocalipsis, de principio a fin, la adoración y la Creación están indisolublemente unidas. La esencia de la controversia entre el bien y el mal, y los problemas que rodean la marca de la bestia, giran en torno a si Dios es digno de adoración.

Como hemos visto, el concepto de Cristo como Creador está en el corazón mismo de la adoración sabática. Jesús destaca constantemente la importancia del día del cual se autodenomina “Señor” (Mat. 12:8; Mar. 2:28; Luc. 6:5). El sábado es un recordatorio eterno de nuestra identidad. Nos recuerda quiénes somos como seres humanos; da valor a cada ser humano. Constantemente refuerza la idea de que somos seres creados, y que nuestro Creador es digno de nuestra lealtad y adoración. Esta es la razón por la que el diablo odia tanto el sábado: porque es el eslabón de oro que nos une con nuestro Creador y porque desempeñará un papel crucial en la crisis final en el tiempo del fin.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cuáles son los principios básicos que están detrás de la pretensión de autoridad de la bestia que sube del mar? ¿De qué manera podemos albergar esas mismas actitudes en nuestro corazón sin darnos cuenta?
  2. ¿Cómo respondes a quienes argumentan que la idea de un Satanás literal es una superstición primitiva que la gente educada, o al menos los inteligentes, no pueden considerar seriamente? ¿Qué argumentos podrías utilizar en respuesta?

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