2021: restauración del absolutismo «democrático»

Había comenzado a armar este Blog y a redactar mis notas, a comienzos del año 2020, en el contexto de la apertura democrática que se dio en Bolivia, el mes de octubre de 2019. Huida de un Dictador y consecuente sucesión constitucional que encumbró a la senadora Jeanine Añez, como «presidente transitoria». Sin embargo, a partir de ello, sucedieron muchos episodios que condujeron inevitablemente, a la restauración de lo que denomino, «absolutismo democrático».

Lamentablemente, quienes se apropiaron del poder político – administrativo circunstancial, fueron actores políticos de oposición que constituían una minoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Una nueva rosca con matices orientales, se adueñó del viejo Palacio Quemado, para instaurar un gobierno transitorio, cuyas erróneas y hasta dolosas actuaciones, pulverizaron las esperanzas populares en mejores días para Bolivia. Claro que esa rosca, entabló alianzas con el antiguo oficialismo azul, concediéndole salvo conductos e indultos, a cambio de «pacificar» el país y gobernar sin sobresaltos.

Desde oficializar la candidatura de Añez a la Presidencia vía elecciones generales 2020, pasando por el uso indebido de bienes del Estado, hasta la materialización de hechos de corrupción en la adquisición de bienes e insumos anti COVID, fueron los factores que consolidaron la derrota política y electoral de la «derecha» boliviana y el resurgimiento de la seudo «izquierda». A los factores citados, se suma el fraccionamiento partidario – electoral de la oposición y la candidatura de un caudillo oriental a la presidencia, cuyas probabilidades de éxito, eran muy remotas.

Resultado: Luis Arce Catacora, acompañado del ex canciller David Choquehuanca, ganó «democráticamente», la Presidencia de Bolivia, con el 55,1% de la votación, seguido de Carlos Mesa (28,8%) y Luis Fernando Camacho (14%).

Llamo «restauración del absolutismo democrático», primero, al hecho de que esta nueva gestión presidencial encarnada en Luis Arce Catacora, es continuidad de la gestión presidencia 2006 – 2019 de Evo Morales, misma que se ha caracterizado por el absolutismo de sus actuaciones político – administrativas: concentración del poder de decisión en la Presidencia del Estado, sometimiento de los Poderes del Estado al capricho personal del Presidente, judicialización de la política, violación de libertades individuales, terrorismo de Estado, discriminación regional y cultural, cuasi monopolización de medios de comunicación y de la información pública, entre otros. Segundo, es una «restauración» en proceso, que ha comenzado con una cuestionada victoria electoral, y en los meses siguientes, se ha configurado vía maniobras políticas de sectores afines al MAS, la reinstalación del ex mandatario Morales en el escenario político nacional.

La actuaciones del nuevo Presidente Arce, confirman la esencia absolutista del régimen masista. Están empecinados ahora, en la persecución política de quienes protagonizaron la sucesión constitucional y posterior gobierno transitorio. Para ello, no tienen escrúpulos ni vergüenza en manipular a su antojo, al Ministerio Público, Poder Judicial y Poder Legislativo. La restauración absolutista está en proceso, y a paso firme, mientras la oposición siga fragmentada y dispersa, y mientras el pueblo carezca de nuevos liderazgos.

Personalmente, creo que estamos en un terreno fértil para escribir y producir intelectualmente, la mayor cantidad de bibliografía descriptiva en torno al populismo, caudillismo y tiranía. No hay mal que por bien no venga. En la crisis, surgen las mejores oportunidades.

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